LA FILOSOFÍA DE WABI-SABI Y EL KARATE
Por Ramón Fernández-Cid
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Si buscamos en Wikipedia una definición de lo que es o significa la Filosofía japonesa basada en el Concepto Wabi-Sabi, que proviene del Budismo Zen, nos encontraremos con lo siguiente :
“Wabi-sabi (侘・寂) es un término estético japonés que describe un tipo de visión estética basada en «la belleza de la imperfección». Dicho punto de vista está frecuentemente presente en la sociedad japonesa, en forma de elementos de aspecto natural o rústico que aparecen en los objetos cotidianos o en algunos elementos arquitectónicos.
El wabi-sabi combina la atención a la composición del minimalismo, con la calidez de los objetos provenientes de la naturaleza”.
Está claro que la definición está enfocada desde un mero punto de vista estético, y hoy usualmente comprendida desde el punto de vista de la decoración.
En Occidente, si se nos rompe una taza, un jarrón, o cualquier otro elemento de ese tipo, trataremos de restaurarlo pegándolo de manera que no se note, o se note muy poco, por donde se rompió. Los japoneses no lo hacen así, al contrario que nosotros tratarán de resaltar las cicatrices que la reparación ha dejado en la pieza mediante polvo de oro o plata, o, de manera más rústica aún, sujetando con grapas metálicas los extremos unidos de la pieza.
Se trata de resaltar, por un lado, la belleza de lo imperfecto, y por otro lado la belleza que dimana del uso, de lo vivido, de la utilidad prestada, y las cicatrices forman parte de la existencia, son la parte visible de nuestra experiencia vital.
La reparación con oro, plata o platino se llama Kintsugi 金継ぎ ,que en japonés significa carpintería de oro, o Kintsukuroi 金繕いque en japonés significa reparación de oro.
Su origen se remonta a finales del siglo XV cuando el shōgun, Ashikaga Yoshimasa envió a China, para ser reparados, dos de sus tazones de té favoritos. Los tazones volvieron reparados pero con unas feas grapas de metal, que los volvían toscos y desagradables a la vista. El resultado no fue de su agrado, así que buscó artesanos japoneses que hicieran una mejor reparación, dando así con una nueva forma de reparar cerámicas, convirtiendo así en arte una técnica de origen japonés empleada para arreglar fracturas de la cerámica con barniz de resina espolvoreado o mezclado con polvo de oro, plata o platino. Forma parte de una filosofía que plantea que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto, al igual que ocurre con una persona, y que deben mostrarse en lugar de ocultarse, incorporarse y además hacerlo para embellecer el objeto, poniendo de manifiesto su transformación e historia.
Aunque sea una técnica artística, realmente pertenece a una Filosofía y a una manera muy concreta de entender el arte y el paso del tiempo en el mismo. Cada una de estas roturas y fisuras forman parte de la historia viva de un objeto, una trayectoria de la que sentirse orgulloso y no ocultarse jamás.
Aunque la técnica del Kintsugi y la del Wabi-Sabi tengan raíces comunes, sin embargo, no son lo mismo. En el Kintsugi se trata de resaltar las cicatrices, el uso, la resiliencia de un objeto, resaltando las huellas que dejó al quebrarse, y la belleza renacida tras ser reparado. Es, en cierta medida, la Filosofía de la Segunda Oportunidad, de la resistencia.
El Kintsugi resalta que las roturas y reparaciones forman parte de la historia de un objeto y deben mostrarse en lugar de ocultarse. Así, al poner de manifiesto su transformación, las cicatrices dan otro tipo de belleza el objeto.
La Filosofía Wabi-Sabi es en cierto punto diferente. Mientras que el Kintsugi pretende resaltar las cicatrices con la materia más preciosa y codiciada, como es el oro, dotando al objeto de una nueva, y puede que más fascinante belleza, el Wabi-Sabi sólo pretende señalar una parte de rusticidad e imperfección,la belleza de lo natural.
El Wabi Sabi japonés extrae directamente de la naturalezasus tres ideas básicas:
- Nada es perfecto.
- Nada es permanente
- Nada está completo.
La belleza está íntimamente entrelazada con la imperfección y la impermanencia de las cosas y en aceptar pacífica y serenamente, el ciclo natural de crecimiento y decadencia inherente a la vida.
Y esa es una gran lección, también para los Karatekas, porque la máxima expresión del Arte Marcial que es el Karate reside en el Kata,y el Kata está especialmente influido por la Filosofía Wabi-Sabi, que, al final, no es más que otra aplicación del Budismo Zen.
Pero….. ¿Qué significa en realidad Wabi-Sabi?.
Wabi 侘 se deriva de la raíz wa, que se refiere a la armonía, la paz, la tranquilidad y el equilibrio. El espiritu Zen se personifica en una persona Wabi, es decir, que se conforma con muy poco, está libre de codicia, de indolencia, de ira, y comprende la sabiduría de la naturaleza.
Sabi 寂, por su parte, significa «la flor de tiempo». Implica la progresión natural del tiempo, la decadencia, la degradación, el brillo apagado de lo que una vez fue esplendoroso. Significa entender que la belleza es efímera.
El Wabi Sabi es el arte japonés de la búsqueda de la belleza en la imperfección, un concepto elaborado directamente de la filosofía budista Zen, basada en la contemplación de la naturaleza y la aceptación de su continuo ciclo de nacimiento, crecimiento, decadencia y muerte.
Y ¿Qué tiene eso que ver con el Karate, se dirán algunos?
Pues tiene mucho que ver, porque por mucho que alguien entrene su cuerpo, si no prepara su mente para adaptarse a los cambios, verá como su cuerpo, y sus habilidades de juventud, se deterioran con el paso del tiempo.
Un karate-ka debe buscar la perfección técnica y la practicidad de lo que entrena, pero nunca tener como objetivo final la belleza de sus movimientos. Muchos grandes Maestros del Karate lo han dicho en sus enseñanzas, aunque, quizá, nadie lo haya explicado tan bien como Kenwa Mabuni con su filosofía Yo-Ryu-Bi, es decir, que la Belleza Bi, nace de aunar convenientemente la Efectividad Yo, con la Fluidez Ryu. Una técnica realizada correctamente para que sea eficaz, si además tiene fluidez, será bella. Aunque no es la búsqueda de la Belleza el objetivo final, sino la consecuencia de hacer las cosas bien.
Hoy en día, los que tenemos experiencia y hemos visto mucho mundo, hemos tenido la oportunidad de ver a muchos Karatekas excesivamente preocupados por la forma, por hacerlo bonito, por encima de todo lo demás, especialmente entre los competidores de Katas, aunque no únicamente, ni en exclusiva.
La Filosofía Wabi-Sabi es en realidad la Filosofía de la sensatez, de la aceptación del desgaste del tiempo y de la vida,y la adaptación, tanto física como mental, a cada momento y circunstancias de esta. Todos sabemos que, como seres humanos que somos, somos imperfectos.
Con respecto al Kata de Karate, e incluso al Karate mismo, no todos entendemos con nuestro cuerpo y mente las mismas cosas sobre lo que estudiamos, cada uno le aporta sus experiencias vitales que hacen a su Karate personal y único. Es difícil de entender, sobre todo cuando se está buscando permanentemente una estandarizacion de las técnicas y conocimientos. Pero en realidad es así.
Cada uno de nosotros tiene experiencias vitales, heridas, cicatrices, sensaciones que han sido reparadas, a veces como el Kintsugi, otras directamente ocultadas, pero están ahí, en nosotros. Nuestro Kata, lo queramos o no, si es sincero, aparecerá sin adornos, con sus imperfecciones, y hemos de aceptar que eso no es malo : Es natural.
A nadie se le ocurrirá en Japón u Okinawa juzgar el Kata de un Maestro de 80 años con los parámetros con los que se juzga a un Competidor de Alto Nivel. Sin embargo, no habiendo entendido nada de la Filosofía del Arte que practican, en Occidente he visto hacer eso.
Yo mismo, cuando debería preocuparme mucho más por la fluidez en mis técnicas, dada la edad que tengo, sin embargo me he preocupado de mostrar que soy capaz de generar potencia todavía. Sencillamente una estupidez.
La Filosofía Wabi-Sabi es, en realidad, la capacidad de aceptación y adaptación para ver que, también en la imperfección que genera el paso del tiempo, puede haber belleza.
Hace años heredé, procedentes de uno de los Pazos que poseía mi familia en Galicia, una sillería de madera tallada. El paso del tiempo había desgastado el barniz y la coloración en los puntos de más roce. Muchos me dijeron que llevase, como había hecho con otras piezas, las sillas y sillones al restaurador para barnizarlas de nuevo. Yo dije que no, que preferia mantener la vida que emanaban. Recogí las piezas, los muebles, que nadie más quería, o porque tenían alguna imperfección, o porque tenían carcoma. Los traté y restauré y les devolví su antiguo esplendor, pero pedí que se mantuvieran las imperfecciones. Entonces no sabía nada de la Filosofía Wabi-Sabi, sólo veía en una pieza, no su estado actual, sino sus posibilidades una vez reparada. Jamás, a pesar de la evidencia, se me ocurrió pensar que eso podría aplicarse también al Karate, que había otra forma mucho más natural de ver las cosas, que no todo tenía que ser juzgado como un dibujo técnico realizado con tiralineas.
Ambas Filosofías, las del Kintsugi y la del Wabi-Sabi, si lo pensamos bien, son de directa aplicación en el Karate, dotando al Karate de cada uno de la propia personalidad, que dimana de su entendimiento y comprensión del mismo. El Karate no es un Arte Marcial colectivo, es un Camino personal, y las vivencias personales, lo que yo llamo el polvo del Camino, son también personales, únicas, e intransferibles. Y eso se ve en nuestro Kata cuando está realizado con sinceridad, cuando tiene Magokoro.